miércoles, 19 de noviembre de 2014

Vega Sicilia: siglo y medio de deleite

Es la firma mítica del vino español, con un prestigio internacional que se ha ganado gracias a su perfeccionismo elevado a la máxima potencia. Fundadas en 1864, las bodegas Vega Sicilia son hoy por hoy de las más rentables y sus tintos de los más apreciados del mundo. Un placer y una buena inversión para los que gustan del buen vino.


Decir Vega Sicilia es sinónimo de calidad en el mundo entero. Desde su fundación, hace ahora 150 años, las bodegas explican de hecho gran parte de la historia de las cepas de España.

Siempre han prestado especial mimo y cuidado a sus vinos, a pesar de los diferentes propietarios que las gestionaron a lo largo del siglo XX. Y actualmente, con la familia Álvarez al frente desde 1982, su reputación no ha parado de crecer.

Pero la historia se remonta a Eloy Lecanda, que heredó de su padre una finca de 985 hectáreas situada en la margen izquierda del Duero. Él fue el verdadero visionario que fundó las bodegas en 1984 en la entonces conocida finca Coto de Santa Cecilia.

Su revolución enológica consistió en plantar nuevos tipos de viñas con poco arraigo en la zona, hasta que en 1905 llegó a la bodega el enólogo vizcaíno Txomin Garramiola, quien optó por una crianza que no bajara de siete años y cambió la forma de elaborar los vinos.

Fue este envejecimiento en madera de roble el que fraguó la verdadera seña de identidad que ha mantenido a la firma en los últimos cien años.

Después llegó, en 1952, su adalid de la modernidad, Jesús Anadón, quien estuvo casi 40 años al frente de los vinos. No obstante, en 1966 se volvió a vender, esta vez a una familia checa, los Neumann Svaton, que gestionaron las bodegas hasta que en 1982 aparecieron los Álvarez.

En realidad, la familia Álvarez fue elegida para actuar como intermediaria en la venta de la bodega, para, finalmente, adquirir ella misma la firma, adecuándola a las tendencias del sector vinícola y ampliando la superficie original de viñedos ubicados en la localidad vallisoletana de Valbuena de Duero.

Con la finca bajo su propiedad, la familia Álvarez decidió que Vega Sicilia abandonara otras explotaciones agrarias y se dedicara sólo a la elaboración de grandes vinos. Así, con el tiempo, se han ido incorporando las bodegas Alion (Ribera), Oremus (Hungría), Pintia (Toro) y Benjamín de Rothschild-Vega Sicilia (Rioja).
En la actualidad, tres son las referencias elaboradoras bajo la DO de Ribera del Duero: Vega Sicilia Único, de variedad Tempranillo principalmente; Vega Sicilia Valbuena, de mezcla Tempranillo y Malbec, y su Reserva Especial, de uvas Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec.

También ha habido cambios en la identidad corporativa. Se ha creado Tempos Vega Sicilia, que identifica a todos los vinos de la empresa. Nunca salen al mercado más de 330.000 botellas, de las que solo 130.000 corresponden al Único, verdadero baluarte de la marca.

Todo en la firma es rigor y perfección, y es ya una de las más rentables del mundo. Además, el vino no se puede comprar en bodega, siempre se vendió por cupos. Más de 5.000 clientes repartidos en 110 países, aunque muchas veces la demanda multiplica diez veces la oferta.

Precisamente por este demanda mundial a finales de los 80 diversificaron y se abrieron a la exportación. Su principal mercado es Estados Unidos, y su gran ciudad es Nueva York, donde los caldos de los primorosos viñedos son de los más reconocidos.






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