Si tenemos un buen caldo pero no contamos con algunos de estos utensilios, tal vez no estemos dando todo el protagonismo que ese vino merece
Durante la vendimia o en cualquier otra época del año es bueno saber cuáles son los artilugios imprescindibles que podemos usar con el vino para convertirnos en el mejor anfitrión. O para hacer un regalo. Porque si tenemos un buen caldo pero no contamos con algunos de estos utensilios, tal vez no estemos dando todo el protagonismo que ese vino merece. Incluso hay amantes del vino que coleccionan algunos de estos que citamos a continuación, por lo que siempre acertaremos. Aunque no siempre sabemos cómo se llaman, con este completo listado estaremos a la altura de todos esos fanáticos de la vinicultura.
Tastevin o catavinos: un recipiente cóncavo del tamaño de la palma de la mano que suele ser de plata, alpaca u otros materiales brillantes y que se usa para comprobar el color y brillo de los vinos, de ahí su rugosidad. Es el emblema de los catadores aunque se ha confirmado que es poco práctico ya que no permite percibir los olores del vino. También puede ser una copa de cristal fino, con cuerpo y tallo largos y boca estrecha.
Ágrafe: grapa que cierra y sujeta el tapón del espumoso durante la segunda fermentación. Actualmente son muchas botellas que lo han sustituido por una chapa de latón dejando al ágrafe como cierre definitivo para el comercio.
Mágnum: botella de gran tamaño con capacidad para un litro y medio, es decir, dos botellas. Es el recipiente ideal para el correcto envejecimiento del vino.
Cubitera: cubo empleado para enfriar las botellas. Es necesario introducir hielo y agua para que el frío llegue de manera uniforme al vino. También existen las fundas enfriadoras, de un material impermeable y que deben haberse introducido previamente en el congelador.
Damajuana: garrafa empleada para transportar el vino que se introduce en una cesta de madera o mimbre.
Sacacorchos: El primer uso del sacacorchos se adjudica al monje Dom Perignon en el siglo XVII. Existen de dos tipos. Los de tracción directa, que pueden ser de sinfín básico, con una barrena unida a un mango; de láminas, con dos hojas metálicas que se introducen entre el corcho y el cuello de la botella; y las pinzas de champagne, unas tenazas para extraer el corcho de los espumosos. Los de tracción indirecta pueden ser por palancas, que ayuda a elevar la barrena introducida en el corcho; de mariposa, que extrae el corcho con rotación inversa; de molinillo, que eleva el corcho con un mecanismo similar al de un molinillo de café; y el fuelle, que necesita más fuerza humana.
Venencia: vara de alrededor de 80 cm de largo que acaba en un pequeño recipiente con el que se extrae el vino de las barricas. Suele asociarse a las bodegas de vinos dulces andaluces.
Decantador o jarra de decantación: recipiente de cristal donde se introduce el vino antes del servicio. Tiene dos funciones principales, la de separar el líquido de cualquier sedimento formado en la botella que pueda imprimir olores o sabores extraños y la de permitir la oxigenación del líquido. Pueden estar decoradas con grabados o poseer asas.
Aros recogegotas o láminas antigoteo: a la hora de servir el vino, cabe la posibilidad de que caigan algunas gotas sobre el mantel. Para evitarlo, los aros recogegotas que rodean el cuello de la botella o las láminas antigoteo que se introducen en su interior son una buena solución.
Bomba de aire: el vino, una vez abierto, va perdiendo sus cualidades organolépticas y gustativas. Una manera de conseguir que este proceso se ralentice es a través de este utensilio que extrae el aire de la botella y permite cerrarla con unos tapones especiales.
Lito: trapo, normalmente blanco, que utilizan los camareros en el servicio del vino. Puede servir para secar la botella del blanco de agua si está en una cubitera o bien para limpiar las gotas que pudieran caer al mantel si se carece de aro recogegotas o lámina antigoteo.
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