"Absoluta confidencialidad" es el principal requisito que exigen los clientes de una de las actividades comerciales que cotiza al alza en el sector vitivinícola español: la compraventa de bodegas. Los compradores vienen de todo el mundo, aunque muy especialmente de Rusia y China y, en menor medida, de países con economías emergentes como Colombia, México e incluso Venezuela. Y los vendedores son bodegueros o viticultores con urgencia por deshacerse de negocios que llevan aparejadas cargas bancarias inasumibles en la actualidad. De modo que, más incluso que los discretos adquirientes, quienes no quieren ver su nombre ni en pintura vinculado a las operaciones son los propietarios.
Los nuevos dueños se benefician de las heridas que ha dejado el boom del vino, ya que las propiedades que se adquieren están casi siempre a pleno rendimiento. Muchas, incluso, tienen alta rentabilidad. «En España, cuando vienen épocas de riqueza fácil y vacas gordas, las ganancias se reinvierten en el campo. En los años 70 se pusieron de moda las fincas con ganadería; en los 80 se invertía en caballos y yeguadas; y en la década de los 90, al calor del boom inmobiliario, llegó también la moda del vino y de hacerse bodeguero», resume Vicente Dalda, presidente de la agencia Efecto Dominó y con amplia experiencia en comunicación en el sector vitivinícola.
Este furor se tradujo en inversiones millonarias -tanto para nuevos proyectos como para faraónicas ampliaciones-. «El gran error de muchos fue no invertir nada en la comercialización y el marketing del vino, pues la mayoría estaban convencidos, de manera errónea, de que el buen vino se vende solo», sostiene Dalda. Así las cosas, una vez que esta burbuja también estalló, muchos se vieron abocados a deshacerse de sus propiedades para liquidar compromisos bancarios. «Otro error importante y habitual en España es asumir todo el proceso de producción, desde la viña a la venta de la botella. Hay países productores como Australia donde la mayoría de bodegas, por ejemplo, no se dedican al embotellado, almacenaje o distribución, sino que delegan en terceros. Esto habría salvado en España muchos negocios», aventura.
Este furor se tradujo en inversiones millonarias -tanto para nuevos proyectos como para faraónicas ampliaciones-. «El gran error de muchos fue no invertir nada en la comercialización y el marketing del vino, pues la mayoría estaban convencidos, de manera errónea, de que el buen vino se vende solo», sostiene Dalda. Así las cosas, una vez que esta burbuja también estalló, muchos se vieron abocados a deshacerse de sus propiedades para liquidar compromisos bancarios. «Otro error importante y habitual en España es asumir todo el proceso de producción, desde la viña a la venta de la botella. Hay países productores como Australia donde la mayoría de bodegas, por ejemplo, no se dedican al embotellado, almacenaje o distribución, sino que delegan en terceros. Esto habría salvado en España muchos negocios», aventura.
A día de hoy, la práctica mayoría de las operaciones se realizan a través de Vino de Ángeles, la única empresa española que se dedica profesionalmente a la venta de bodegas por Internet. Constituida en Valladolid en el año 2009, vive su momento de mayor actividad y su gerente, Ángel Garrote Ruiz de Temiño, es testigo del aterrizaje en el mercado español de empresarios chinos que quieren importar vinos a su país y deciden adquirir una bodega para producirlo ellos mismos -también, de paso, copiar el know how- o de rusos que buscan una propiedad con la que darse «un capricho».
Los 50,6 millones de hectolitros de vino y mosto cosechados en la campaña de 2013 situaron a España como primer productor mundial de vino. Este récord, unido al aumento de las exportaciones --tan sólo en el primer semestre del presente año se vendieron al exterior 1.057 millones de litros--, generan un contexto propicio para el aumento de estos inversores extranjeros. Y ello sin olvidar el poderoso gancho de la reforma legislativa de 2013, que permite a los extranjeros no residentes solicitar visado de estancia, o residencia para inversores, si realizan una inversión significativa de capital como la adquisición de bienes inmuebles valorados en 500.000 euros, o un proyecto empresarial a desarrollar en España que sea de interés general.
«Bodega única en España. Muy alta capacidad de elaboración, producción y embotellado de vino. Precio real: Más de 28 millones de euros. Precio actual: 10 millones de euros». Es la propiedad más cara que oferta Vino de Ángeles en la actualidad. Y ya auguran que estará «por poco tiempo a la venta», pues se ofrece por «menos de la mitad de su valor». En cualquier caso, el valor medio de las inversiones que gestionan se sitúa muy por debajo, entre los dos y los cuatro millones de euros, y se adapta siempre a la demanda del cliente final. Nunca trabajan con intermediarios, reciben primero la petición del cliente y le buscan la bodega que mejor le encaje, pues hay quien quiere adquirir una propiedad con viñedos y quien la prefiere sin ellos. Algunos buscan que esté ya en pleno funcionamiento y mantienen incluso a todo el personal y otros quieren empezar de cero. Pero si en algo coinciden casi todos es en el tamaño de la bodega -normalmente «de tipo medio»- y en que «quieren algo exclusivo», refieren al trazar el perfil del inversor extranjero en el sector.
Las regiones con más demandas
Las bodegas con más reclamo son las de Ribera del Duero y Rioja, las dos denominaciones de origen más conocidas a nivel internacional, pero hay ofertas por todo España. La mayoría están en el mercado porque «la inversión inicial fue tan elevada que no consiguen sacarlas adelante», pero hay más razones. «Motivos de la venta: problemas entre los socios», reza uno de los anuncios, de una bodega en el sur de España en pleno funcionamiento, con vinos premiados a nivel nacional e internacional, que actualmente exporta toda su producción, más de 100.000 botellas anuales, y que se vende por 1,48 millones de euros. Sin más datos, lo cierto es que las bodegas a la venta en la web de Vino de Ángeles tienen forma y clientes variopintos. Y esconden, en su mayoría, un sueño -a veces un delirio- que la realidad económica se encargó de hacer trizas.
Las bodegas con más reclamo son las de Ribera del Duero y Rioja, las dos denominaciones de origen más conocidas a nivel internacional, pero hay ofertas por todo España. La mayoría están en el mercado porque «la inversión inicial fue tan elevada que no consiguen sacarlas adelante», pero hay más razones. «Motivos de la venta: problemas entre los socios», reza uno de los anuncios, de una bodega en el sur de España en pleno funcionamiento, con vinos premiados a nivel nacional e internacional, que actualmente exporta toda su producción, más de 100.000 botellas anuales, y que se vende por 1,48 millones de euros. Sin más datos, lo cierto es que las bodegas a la venta en la web de Vino de Ángeles tienen forma y clientes variopintos. Y esconden, en su mayoría, un sueño -a veces un delirio- que la realidad económica se encargó de hacer trizas.
Un panorama desigual
A la espera de que concluya la vendimia 2014, que un informe de la consultora Rabobank prevé que será ligeramente inferior a la de la campaña 2013, y en un contexto de caída del mercado interno del vino y de desaparición de las ayudas públicas a las destilaciones, Ángel Garrote defiende que muchas de estas inversiones son «de fácil amortización para importadores o distribuidores» porque el mercado del vino «está tirando hacia arriba» y «se está viendo un repunte en ventas internacionales».
Pero ello no aplica a todo el sector. La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) cifra en un 15% el descenso del consumo de vino anual por persona entre 2000 y 2012, hasta los 19,9 litros/año. Y el informe Nielsen ahonda en esta tendencia y refleja una reducción del consumo del 2,4% entre 2012 y 2013, que se detecta tanto en hostelería como alimentación (los hogares españoles consumieron un 6,7% menos tan sólo en los siete primeros meses del).
Sí ven la luz los vinos con denominación de origen y que apuestan por salir al exterior. El 2,4% de crecimiento en consumo que registra esta categoría contiene la debacle. Como ejemplo, desde la DO Valdeorras explican que «se está vendiendo prácticamente todo lo que se produce». También desde la DO Ribeiro, otra de las gallegas, aprecian un freno a la caída de las ventas como consecuencia de la apuesta por la calidad. Todo empezó hace una década, cuando optaron «por el cambio de viñedo y por aumentar las variedades autóctonas». La estrategia funciona.
Los vinos con DO también crecen en producción, de tal forma que suponen ya la mitad de las plantaciones vitícolas españolas. Las DO Cava, Rioja, Valencia y La Mancha tienen, según el Observatorio Español de Mercados del Vino (OeMV), más del 50% de la cuota de mercado en el exterior. La exportación es, sin embargo, la apuesta de todas las denominaciones en España, que siguen teniendo en Europa su principal mercado aunque con la vista en Estados Unidos. Esta apuesta está siendo especialmente fuerte en las DO Rueda y Ribera del Duero, que se han unido para hacer un lanzamiento conjunto en el que desde Rueda ven como el mercado «con mayor potencial de consumo». Y ello pese a que EEUU exporta casi el 19% de su producción a más de 50 países.
A más de 80 países llegan los vinos de la DO La Mancha, para quien «casi todos los mercados son importantes» y, si bien el mayor volumen de consumo lo concentra Europa, cada vez están realizando más esfuerzos promocionales en países tradicionalmente no consumidores, sobre todo China o Rusia. La DO Rías Baixas lleva más de una década redoblando sus esfuerzos en esta línea para afrontar la caída del consumo doméstico. Y en el ejercicio 2013 casi el 24% de sus ventas se realizaron en 54 países en una expansión que aspira a «seguir creciendo en volúmenes de exportación sin mermar los márgenes o devaluar el precio del vino». La internacionalización es también la hoja de ruta de DO más pequeñas como Monterrei, que el pasado ejercicio envió al exterior el 12% de su producción. En su caso, al ser una denominación joven, no ha alcanzado su tope de crecimiento y en 2013 aumentó un 60% su producción, de modo que se hace necesario ir abriendo ya potenciales mercados.
A la espera de que concluya la vendimia 2014, que un informe de la consultora Rabobank prevé que será ligeramente inferior a la de la campaña 2013, y en un contexto de caída del mercado interno del vino y de desaparición de las ayudas públicas a las destilaciones, Ángel Garrote defiende que muchas de estas inversiones son «de fácil amortización para importadores o distribuidores» porque el mercado del vino «está tirando hacia arriba» y «se está viendo un repunte en ventas internacionales».
Pero ello no aplica a todo el sector. La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) cifra en un 15% el descenso del consumo de vino anual por persona entre 2000 y 2012, hasta los 19,9 litros/año. Y el informe Nielsen ahonda en esta tendencia y refleja una reducción del consumo del 2,4% entre 2012 y 2013, que se detecta tanto en hostelería como alimentación (los hogares españoles consumieron un 6,7% menos tan sólo en los siete primeros meses del).
Sí ven la luz los vinos con denominación de origen y que apuestan por salir al exterior. El 2,4% de crecimiento en consumo que registra esta categoría contiene la debacle. Como ejemplo, desde la DO Valdeorras explican que «se está vendiendo prácticamente todo lo que se produce». También desde la DO Ribeiro, otra de las gallegas, aprecian un freno a la caída de las ventas como consecuencia de la apuesta por la calidad. Todo empezó hace una década, cuando optaron «por el cambio de viñedo y por aumentar las variedades autóctonas». La estrategia funciona.
Los vinos con DO también crecen en producción, de tal forma que suponen ya la mitad de las plantaciones vitícolas españolas. Las DO Cava, Rioja, Valencia y La Mancha tienen, según el Observatorio Español de Mercados del Vino (OeMV), más del 50% de la cuota de mercado en el exterior. La exportación es, sin embargo, la apuesta de todas las denominaciones en España, que siguen teniendo en Europa su principal mercado aunque con la vista en Estados Unidos. Esta apuesta está siendo especialmente fuerte en las DO Rueda y Ribera del Duero, que se han unido para hacer un lanzamiento conjunto en el que desde Rueda ven como el mercado «con mayor potencial de consumo». Y ello pese a que EEUU exporta casi el 19% de su producción a más de 50 países.
A más de 80 países llegan los vinos de la DO La Mancha, para quien «casi todos los mercados son importantes» y, si bien el mayor volumen de consumo lo concentra Europa, cada vez están realizando más esfuerzos promocionales en países tradicionalmente no consumidores, sobre todo China o Rusia. La DO Rías Baixas lleva más de una década redoblando sus esfuerzos en esta línea para afrontar la caída del consumo doméstico. Y en el ejercicio 2013 casi el 24% de sus ventas se realizaron en 54 países en una expansión que aspira a «seguir creciendo en volúmenes de exportación sin mermar los márgenes o devaluar el precio del vino». La internacionalización es también la hoja de ruta de DO más pequeñas como Monterrei, que el pasado ejercicio envió al exterior el 12% de su producción. En su caso, al ser una denominación joven, no ha alcanzado su tope de crecimiento y en 2013 aumentó un 60% su producción, de modo que se hace necesario ir abriendo ya potenciales mercados.
Tratado de libre comercio
Esta expansión internacional se verá influida por el Tratado de Libre Comercio, que negocian la UE y Estados Unidos y que puede aumentar el cultivo de uva autóctona española en otros países, fundamentalmente americanos. A propósito de las negociaciones, las DO creen que todavía es pronto para valorar el impacto. Si bien alguna, como Valdeorras, apunta que puede ser beneficioso para su negocio «en el caso de que se quiten aranceles o se facilite la exportación». Desde la DO La Mancha hacen dos lecturas: si en principio puede ser «algo negativo», al reforzar la competencia, «también puede contribuir a que uvas españolas sean más conocidas en el mundo».
Esta expansión internacional se verá influida por el Tratado de Libre Comercio, que negocian la UE y Estados Unidos y que puede aumentar el cultivo de uva autóctona española en otros países, fundamentalmente americanos. A propósito de las negociaciones, las DO creen que todavía es pronto para valorar el impacto. Si bien alguna, como Valdeorras, apunta que puede ser beneficioso para su negocio «en el caso de que se quiten aranceles o se facilite la exportación». Desde la DO La Mancha hacen dos lecturas: si en principio puede ser «algo negativo», al reforzar la competencia, «también puede contribuir a que uvas españolas sean más conocidas en el mundo».
Ribeiro, una rectificación con acierto
Tradición: el ribeiro es un vino con historia. Segunda DO más antigua de España, este vino de Ourense fue el que Cristóbal Colón llevó en su primer viaje a América.Cosecha: la mezcla con uvas foráneas mermó su prestigio. Desde hace una década, la uva autóctona -hoy en el 55% de la cosecha- está cambiando su imagen.Comercialización: con Puerto Rico como mercado estrella y Suiza y Alemania en el objetivo, la DO ha iniciado una nueva época de lucha por la internacionalización.Ramón de Casar: con 8 hectáreas de uvas autóctonas, esta bodega nació en 2013 con el objetivo de exportar el 50% de su producción. «Lo que sobra es mercado, pero no en España».
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