Los vinos españoles ocupan todavía la quinta posición en las importaciones del Reino Unido, que encabeza Australia, seguida de Francia, Italia y Estados Unidos (mayormente California). Pero su evolución es mucho más positiva que la de sus competidores. En un mercado donde están cayendo las importaciones de caldos, los procedentes de España subieron un 28% en cinco años, mientras los franceses cayeron un 13%. Nuestro secreto es sencillo: gran calidad a un precio mucho más asequible y la moda de los bares de tapas en el Reino Unido.
En especial, los británicos se están enganchando al Rioja, cuyas ventas subieron en 2014 un 10% respecto al año anterior, con 36 millones de litros. Según el último panel de Nielsen, una de cada diez botellas de vino no espumoso que se vende en los supermercados británicos es española. La marca de más éxito es Campo Viejo, aunque en los supermercados es sencillo encontrar referencias como Cune o Marqués de Riscal, prioratos y vinos blancos de las denominaciones Rueda, Albariño y Ribeiro.
El vino ha desplazado a la cerveza en los paladares británicos y aunque no se suele reparar mucho en ello es ya la bebida nacional, la preferida del 60% de los adultos, con 30 millones de consumidores habituales. Un importante mercado.
Francia está pagando su soberbia. Debido al prestigio que atesoran desde siempre los Burdeos y los Borgoñas sus precios se mantienen muy arriba en los supermercados de gama media, por encima de las 13 libras (17,5 euros) yendo a la botella gala más económica. Mientras que es posible encontrar un correcto vino español desde las 8 libras (10,7 euros) y un reserva por las 13 libras del vino básico de Burdeos. A día de hoy, los supermercados reservan todavía mucho más espacio en sus anaqueles a Francia e Italia que a España.
Expertos citados por «The Daily Telegraph» calculan que España venderá más vino que Francia en Gran Bretaña en un plazo de solo tres años. La especialista Victoria Moore recuerda que «si preguntas a la gente del negocio del vino cuál es ahora el lugar más interesante del mundo, nueve de diez te dirán que España». Además de los Rioja, Moore elogia la garnacha de Campo de Borja, el Priorato, el Ribera del Duero y los vinos gallegos Albariño y Godello. Además, el Jerez vuelve a estar de moda. Y no se trata ya de aquella botella de licor oxidado que los ingleses guardaban en un aparador para una ocasión especial, ahora se consume en su punto y es de nuevo un símbolo de distinción.
Las buenas noticias guardan relación con la estrecha relación entre los dos países. Unos 15 millones de británicos eligen España como destino de vacaciones y se calcula que 700.000 se han quedado a vivir en ella. Cuando retorna al Reino Unido ese público se ha aficionado ya al picoteo español y nuestros hosteleros lo han aprovechado. Los bares y restaurantes españoles han salido incluso fuera de Londres. En la capital son cotidianos, con llenos constantes en locales de nombres como Tendido Cero, Capote y Toros, Casa Brindisa, el Pirata de Mayfair o el mesón Galicia en Portobello Road, entre muchísimos otros. El personal suele hablar en español tras la barra y los precios son más bien inflados para lo que se estila en España, por ejemplo, en Kensington, en el centro de Londres, una tapa de bravas son 4 libras (5,3 euros por un platito de patatas). En esos locales se chatea con vino español y se ha estudiado que luego esos clientes británicos lo buscan en los supermercados: suculento y asequible. «Aur revouir Bordeaux, ¡hola Rioja!». La denominación de origen española más vendedora organizará en verano en Gran Bretaña el festival «Summer of Tapas Fantásticas» y en otoño el «Mes del Rioja».
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